
Era un perro mediano y cruzado con ovejero alemán llamado Gaucho, pues así lo llamo Facundo Ferro, su dueño, porque ambos vivían en la localidad de Villa del Carmen.
Un día su dueño enferma y tiene que ser trasladado al Hospital Dr. Emilio Penza ( Durazno ) de una enfermedad grave dejando en Villa del Carmen a su perro.
Gaucho que no soportaba estar lejos de su amo se recorrió más de 50 km andando siguiendo el rastro de su dueño hasta llegar a Durazno y allí se quedo acompañándolo sin alejarse del lugar.
Los vecinos y los trabajadores del hospital lo conocieron por su inseparable presencia, siempre debajo de la camilla de su amo tratando de pasar desapercibido. El personal del hospital se lo permitía, ya que varias veces lo habían echado pero siempre volvía mansamente, como pidiendo permiso...con lo que sin duda se ganó el corazón de médicos y enfermeros.

Más de 30 días estuvo Gaucho viviendo en la tumba de su amo, de la que no se separaba solamente para ir a Durazno a coger algún alimento.
Se hizo muy querido entre la gente de allí e incluso quisieron adoptarlo pero el perro se opuso, pues siempre volvía a dormir sobre la tumba de su amo.

El pueblo de Durazno ha puesto un monumento de bronce que se encuentra frente al cementerio y una placa recordatoria que dice así: Los Duraznenses a Gaucho, por tu inigualable lealtad, por haber sido nuestro, por darnos tu leyenda. Durazno, mayo de 1969.
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